Habemos personas que objetamos los esfuerzos por "canonizar" a monseñor Romero, personaje que en los últimos años de su vida fue instrumento guerrillero.
*Por Alfredo Mena Lagos del blog Pensando En Voz Alta
Esta semana se conmemoran otra vez mas, los aniversarios del asesinato de monseñor Romero y el encarcelamiento de setenta y cinco disidentes políticos en Cuba. Otra vez mas sale a luz la doble moral e hipocrecía de algunos políticos que buscan justificar lo injustificable, y al mismo tiempo, seguir instrumentalizando hechos del pasado.
Habemos personas que objetamos los esfuerzos por "canonizar" a monseñor Romero, personaje que en los últimos años de su vida fue instrumento guerrillero. Sinceramente me cuesta encontrarle el sentido religioso a alguien que con sus discursos, pues no puedo llamarles homilías, fomentó la lucha y el odio de clases, y que intentó fortalecer y legitimar a aquellos que querían imponernos un yugo comunista a costa de la libertad y sangre de salvadoreños. Tampoco puedo callar ante la contínua instrumentalización de un hecho que, aunque abominable, todavía no se ha esclarecido.
Es irónico ver como Ignacio "lula" da Silva, un personaje que pudo haber pasado a la historia como un líder conciliador y defensor de las libertades, en el ocaso de su presidencia esté dando muestras de su inconsistencia intelectual y moral. En una misma gira política, el presidente de Brasil sale fotografiado abrazando fraternalmente a los hermanos Fidel y Raul Castro, y rindiendo homenaje ante la tumba de monseñor Romero. La inconsistencia es el hecho que en esos días muere en Cuba Orlando Zapata Tamayo, disidente político cubano condenado a veinticinco años de cárcel por publicar un panfleto criticando la dictadura castrista en su país, y al mismo tiempo le rinde homenaje a quien se dice buscaba liberar a su pueblo de una dictadura militar.
Es también grave el cinismo con que se trata de justificar lo injustificable, cuando un periodista públicamente cuestiona el silencio de Lula ante la muerte del prisionero Zapata durante su visita a los hermanos Castro, aseverando que son cuestionas internas de la isla de Cuba. Viniendo esta respuesta de alguien que facilitó su embajada en Honduras para que el derrocado presidente Zelaya Rosales continuara destruyendo el orden constitucional, y por ende la democracia en su país, pone en evidencia la doble moral de este líder político.
Es también cuestionable, y pone en peligro la estatura de Brasil ante la comunidad internacional, el apadrinamiento del "presidente" Ahmadinejad de Iran en sus esfuerzos para evadir sanciones en las Naciones Unidas por sus constantes violaciones a los tratados de no proliferación de armas nucleares. No se debe aliar a Brasil, país que muy merecidamente cuenta con el respeto de todos los países democráticos del mundo, con un régimen que públicamente aboga por cometer otro genocidio en el Siglo XXI al llamar a la destruccion de Israel y el pueblo judío.
Es triste ver como El Salvador, en los días siguientes a la visita de Lula a nuestro país, envía a su canciller a inaugurar nuestra embajada en Cuba, haciendo caso omiso también a los crímenes del régimen castrista en contra de sus presos politicos y el pueblo cubano.