“Te digo adiós y acaso te quiera todavía…pero te digo adiós”, y como me resisto a irme en silencio, antes de hacerlo quiero gritarte unas cuantas cosas.
*por Bessy Blanco de La Diaspora Opina
Primero que me enculé de vos desde la primera ves que te oí hablar. ¡Cuantas cosas lindas me dijiste antes de que nos endamaramos! ¡Como no creer en ti si cada mañana te oía clamar justicia y honestidad! ¡Te veías y oías tan valiente, tan dueño de la verdad! Todos te creímos. Al inicio mi familia tuvo sus dudas, pero creyeron que con vos yo me iba a componer, que podríamos hacer un hogar estable y vivir en armonía. Yo también tuve mis dudas, pues te veías bien gritando verdades desde tu trinchera y sabia que al endamarte conmigo eso terminaría.
En silencio me hacia ilusiones de todos los hijos que pariríamos, que llamaríamos justicia, honestidad, transparencia y al mas fuerte de todos, valiente sabiduría. Mi familia comenzó con los preparativos de bodas, tú mientras tanto me hablabas al oído y me llenabas de promesas. ¡Tantos planes, proyectos y sueños que juntos construiríamos! Todo parecía viento en popa.
El día del compromiso, todos llegaron a la cita, no solo mi familia, sino todo un pueblo que parecía un mar de sangre. Hubo mucha celebración, yo hasta lloré de emoción. Todos se vistió de rojo, de rojo puro, de rojo fuerte, “pero poco nos duro el gusto” ya que a los “diyitas” de aquella más grande prueba de amor, cuando ya me habías hecho tuya y no había vuelta atrás, comenzaste a actuar diferente, arremetiste contra mi familia, te hiciste de nuevos amigos que eclipsaron tus ojos con el brillo de su oro, comenzaste a fumar puros costosos que solo tus amigos podían pagar. Ya no eras el mismo, pero yo seguí junto a ti. Mi familia por otro lado me obligó a permanecer contigo, total ya me tenias preñada, además había que guardar las apariencias en la sociedad y hacerle creer al mundo entero que entre vos, mi familia y yo todo marchaba bien.
¡Pero ya no puedo mas! y antes que comiences a golpearme fuertemente, me basta tu indiferencia y los comentarios que dices por allá y por aquí, que ya no me quieres y que todas aquellas promesas que me hiciste ya las has olvidado. Como vas a recordarlas si el humo de los costosos habanos han nublado tus ojos, si el grito que sale de mi vientre de los hijos abortados ya no puedes escuchar y por mas que pase frente a ti no te dignas a mirarme. Así que “te digo adiós y acaso te quiera todavía,¡ pero te digo adiós!”
Me aferro a mi familia por que no me queda de otra, solo espero que esta no me defraude y espero pacientemente que cambies y recuerdes ese gran amor que fue tuyo y mío.
