El Presidente de la República, Mauricio Funes, afirmó hoy que no es competencia del Órgano Ejecutivo derogar la ley de amnistía, aprobada por la Asamblea Legislativa en marzo de 1992 tras la firma de los Acuerdos de Paz.
“No nos corresponde a nosotros (Gobierno Central) promover la derogatoria de una ley que ya fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia”, dijo el Presidente Funes a la prensa, momentos después de develar en el aeropuerto de Comalapa, un mural alusivo al 30 aniversario de la muerte del arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero.
A preguntas de periodistas sobre las razones de por qué su gobierno no promueve la derogatoria de la Ley de Amnistía y la investigación del asesinato de monseñor Romero, el mandatario fue tajante: “No me corresponde a mí derogar la ley, no me corresponde a mí como jefe del Ejecutivo aperturar una investigación, eso le corresponde a la Fiscalía”.
“Nadie va a preguntarle al Fiscal General de la República por qué no se abre un expediente en el caso de monseñor Romero. Le preguntan al Presidente de la República si deroga o no deroga la ley de amnistía, cuando esa ley no es obstáculo para investigar el asesinato de monseñor Romero, el asesinado de los padres jesuitas, la ley no es un obstáculo para investigar las graves violaciones a los derechos humanos, lo único que es obstáculo para ello es la voluntad política de los órganos jurisdiccionales”, explicó el Presidente Funes.
El gobernante se dirigió a los organismos de Derechos Humanos, que demandan al Gobierno Central que promueva la derogatoria de la ley de amnistía, a quienes dijo que casos como el de monseñor Romero “se pueden investigar aún y cuando la ley no ha sido derogada, porque ya hay una sentencia de la Sala de lo Constitucional que declaró inconstitucional la aplicación de la ley para los casos de graves violaciones a los derechos humanos y ahí está el caso de monseñor Romero”.
Al cumplirse este miércoles 24 de marzo 20 años del magnicidio del arzobispo de San Salvador, el presidente Funes, en un discurso de mucha trascendencia, pidió perdón en nombre del Estado salvadoreño por el magnicidio de Romero, a quien ya ha declarado guía espiritual de la nación.
San Salvador, 24 de marzo de 2010