¡UNETE YA!

10 mar 2010

EL PENSAMIENTO DE MARX EN EL SALVADOR

karl04

"Para que el marxismo se desarrolle, necesita de un ambiente completamente distinto. La posibilidad de divulgar los textos, de estudiarlos detenidamente (insisto en esto, no se trata de leerlos, de recorrerlos, sino que de estudiarlos). Además es imprescindible al mismo tiempo la plena libertad de expresión."

A pesar de que sea importante, hasta fundamental, tener en cuenta que la palabra «socialismo» se refiere a una formación social de transición, que de acuerdo con Marx y Engels es el comunismo el futuro de la humanidad, no voy a entrar en estos momentos en estos distingos, pues me conduciría a desarrollos teóricos bastante complicados y suficientemente amplios, que van mucho más lejos del modesto fin que persigo en este artículo. No obstante deseo dejar constancia de que tener como objetivo el socialismo puede conducir de nuevo al mismo tipo de errores que se cometieron en los países del Este europeo, en los que el socialismo se volvió permanente y lo que es peor derivó hacia lo que muchos han llamado “capitalismo de estado”.

Mi propósito como ya lo he dicho es modesto. Hace ya algún tiempo escribí algo sobre el marxismo en El Salvador, constatando que en realidad nunca existió verdaderamente, por las condiciones de represión que acompañaron cualquier intento de introducirlo en el país. La falta de libertad de expresión y difusión durante décadas y el carácter clandestino de las organizaciones revolucionarias que adolecieron de un centralismo exacerbado, de un verticalismo en el que la dirección tenía la primera y última palabra fueron reales obstáculos para su nacimiento y desarrollo. Para que el marxismo se desarrolle, necesita de un ambiente completamente distinto. La posibilidad de divulgar los textos, de estudiarlos detenidamente (insisto en esto, no se trata de leerlos, de recorrerlos, sino que de estudiarlos). Además es imprescindible al mismo tiempo la plena libertad de expresión.

No obstante existe un problema terminológico que conlleva serios problemas teóricos. El mismo término “marxismo” tiene sus bemoles. Algunos recordarán que Marx rehusó ser llamado “marxista”, lo que implica de alguna manera que tampoco reconocía la existencia de algún marxismo. Este “ismo” puede inducir a considerar que el pensamiento de Marx y de Engels puede ser encerrado al interior de un marco doctrinario, imponiéndole la forma de un sistema acabado y cerrado. En realidad fue lo que pasó. La reducción en doctrina, en sistema acabado tuvo varias formas que lo fueron anquilosado o como dijera Lenin envileciendo. Esto ocurrió sobre todo en el mismo movimiento comunista y particularmente en la difusión de manuales y “catesismos” en los que se suplantaba con dogmas, frases hechas, fórmulas aplicables siempre y en todo lugar al pensamiento vivo de la dialéctica materialista y del materialismo histórico. En nuestro país en donde la mayoría ya sepultó el “sistema comunista” sin que éste haya existido y en el que sin real conocimiento del asunto se declara obsoleto al “marxismo”, resulta casi absurdo querer introducir una discusión de este tipo. Pues como ya hemos dicho la difusión del pensamiento de Marx y de Engels fue realmente inexistente en nuestro país y lo que lo suplió fueron las “catecismos estalinianos”.

Los enemigos del pensamiento revolucionario siempre lo han ocultado, lo han ignorado y sobre todo lo han caricaturado. Aunque para crear estas caricaturas los ideólogos de la burguesía recibieron la preciosa ayuda de los “marxistas” que propagaron dogmas y todo tipo de alteraciones.

Una pregunta útil

No obstante hay personas pueden intrigarse y preguntar ¿para qué necesitamos en El Salvador al “marxismo”? Esta pregunta no es ociosa. Pues requiere una respuesta satisfactoria tanto desde el punto de vista teórico, como práctico.

Marx es tal vez uno de los más grandes pensadores del mundo moderno y al mismo tiempo uno de los menos conocidos. Los aportes de Marx al conocimiento y al entendimiento de la sociedad capitalista sin innegables, sus aportes fundadores a la ciencia de la historia son reconocidos universalmente, su revolución filosófica —aplicación concreta y desarrollo de la dialéctica materialista— aún no ha terminado de dar todos sus frutos. Por mucho que se le haya denigrado, que se le haya dado por muerto, el pensamiento marxiano sigue vigente pues las condiciones históricas que le vieron nacer, aun habiéndose transformado profundamente, siguen vigentes por lo esencial. Es más la profunda crisis del capitalismo de hoy exige de nosotros una comprensión renovada de los mecanismos de la sociedad y la búsqueda de soluciones concretas que plantea la misma sociedad capitalista. ¿Dónde mejor que en Marx encontrar las herramientas conceptuales, los métodos de investigación para la inteligencia del mundo actual en crisis?

Es totalmente innegable que muchos aspectos concretos de los análisis de Marx han caído en obsolescencia, no obstante en esos mismos análisis podemos encontrar justamente la puesta en marcha práctica del pensamiento dialéctico. Marx es el pensador de lo concreto, sus obras están repletas de análisis de situaciones concretas, de fenómenos sociales y de todas las contradicciones reales en que se debate el capitalismo.

En nuestro país se plantea la necesidad de un cambio radical. Es esta la manera eufemística que tienen de expresarse los que aspiran a un cambio profundo de la sociedad o dicho de otro modo, de un cambio de formación social. Actualmente la burguesía y sus órganos de dominación ideológicos le han impuesto a las fuerzas revolucionarias el abandono como objetivo de lucha la trasformación revolucionaria de la sociedad salvadoreña. El socialismo que estuvo planteado durante años como un objetivo inmediato, se ha vuelto casi en un ideal inalcanzable o una ilusión quimérica. Existe en los estatutos del FMLN como objetivo, pero en la actividad diaria de propaganda política este tema está totalmente ausente. El partido en tanto que tal no lleva una batalla ideológica por retomar en este sentido la iniciativa, de revertir el estado actual de correlación de fuerzas en el campo de las ideas.

En los últimos meses, de manera esporádica se ha vuelto a hablar de socialismo, indicando que el socialismo en nuestro país no seguirá ningún modelo y se hará cuando y como lo decida el pueblo. Pero esto sin más detalles y siempre como un objetivo remoto. No obstante el FMLN se ha comprometido a pertenecer a la V Internacional Socialista convocada por el presidente venezolano Hugo Chávez. Por el momento parece que no hay mucha gente que se precipite a formar parte de la nueva organización internacional, aunque ha habido declaraciones más o menos aprobatorias.

La V Internacional Socialista

En lo que concierne esta adhesión a la V Internacional Socialista por parte del FMLN merece algunos comentarios. Mi primer comentario es que la decisión fue precipitada, me parece que Chávez lanzó la idea al aire esperando reacciones, pero sin ningún concepto, ni idea determinada. Por el momento muchos partidos que estuvieron presentes en el acto de lanzamiento aún siguen a la expectativa del desarrollo de los acontecimientos. Es la actitud, por ejemplo, del Partido Comunista de Cuba. Es necesario recordar que las experiencias desastrosas de las anteriores Internacionales mueve a la prudencia. Hay otro aspecto criticable en esta precipitada adhesión de parte del FMLN a la V Internacional Socialista. Me refiero al carácter antidemocrático de la decisión. Se trata de un cambio de estatuto del FMLN, que normalmente debe de ser discutido y aprobado por los miembros reunidos en congreso ordinario o extraordinario. Esto si realmente se trata de un partido regido por el centralismo democrático. ¿Pero ha existido alguna vez este centralismo democrático en las organizaciones revolucionarias de El Salvador? He señalado arriba que las condiciones de clandestinidad y de guerra en las que han vivido las organizaciones revolucionarias salvadoreñas les impedían prácticamente tener un funcionamiento que no fuera el verticalismo radical. Este verticalismo sigue existiendo y un ejemplo de ello es el hecho que estoy comentando.

Un acto de tal importancia debería de haber provocado una discusión abierta entre los miembros del FMLN, me refiero a todos los miembros del FMLN. ¿Podrán dar su opinión alguna vez sobre los objetivos y modos de organización de la nueva Internacional de la que obligatoriamente serán miembros? ¿Están en la posibilidad práctica de hacerlo? Me refiero a su preparación teórica y a la costumbre de una reflexión profunda en la elaboración de la política de su partido.

Acudir a una Internacional que fatalmente va a coordinar acciones, que va a fijar objetivos de lucha, que va a configurar y preparar programas exige de los miembros del partido individual y colectivamente la capacidad y la libertad absoluta de poder determinarse. El FMLN va a proceder como siempre, va a crear una comisión que preparará las posiciones y los textos. Los militantes tendrán a lo sumo el derecho de aprobarlos.

Vuelvo a las declaraciones de que en El Salvador el socialismo se hará cuando y como el pueblo decida. Esto me parece justo, muy justo. No obstante esta decisión popular no puede ver la luz si no hay discusión sobre qué significa concretamente participar a la construcción de una nueva sociedad, que obligatoriamente será inédita, pues tendrá las características nacionales que el pueblo mismo irá inventando. Esto implica redifinir cuáles son las fuerzas sociales de la sociedad salvadoreña que actuarán activamente en la superación del capitalismo, implica saber de qué manera se hará la apropiación de los medios de producción por los trabajadores, implica saber qué vías políticas concretas tomará el proceso de las transformaciones revolucionarias de la sociedad salvadoreña. Responder a estas cuestiones no es un asunto de un grupo de personas reunidas en una comisión.

Al mismo tiempo las respuestas no van a aparecer de manera espontánea en el seno de las clases sociales implicadas en la transformación social. Es necesario que la teoría revolucionaria venga a instruir al movimiento social, para ello no basta con campañas de propaganda. No niego su necesidad, pero esto es apenas un momento inicial de la toma de consciencia. Aquí llego al punto en donde la fusión íntima de la teoría y la práctica revolucionarias urgen de un profundo aprendizaje colectivo de los instrumentos conceptuales y de los métodos del pensamiento revolucionario de Marx y de Engels. Ir directamente a los textos de Marx y de Engels es hoy por hoy una tarea urgente, pero no se puede realizar de manera precipitada. El pensamiento revolucionario necesita de libertad para desarrollarse, necesita de discusiones abiertas, de la capacidad de escuchar, pero también de la capacidad de deliberar colectivamente.

*tomado del blog Cosas Tan Pasajeras de Carlos Abrego

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