En estos momentos del cambio, es imprescindible que promovamos un cambio de pensamiento
El día de ayer fuimos con mi esposa para hacer un presupuesto de todo lo que necesitaba nuestro hijo que nacerá pronto, lo cual dicho sea de paso, es una astronómica cantidad de dinero. Revisamos los precios del coche, de la silla de bebé, etc. También revisamos, los precios de los pañales desechables y de la leche. Fue cuando buscábamos la leche de los bebés que nos encontramos con una sorpresa impresionante. En un supermercado la leche de bebé está en un estante bajo llave.
Hay dos cosas bajo llave en ese supermercado: el licor más fino y la fórmula para los bebés. Esto ya fue bastante chocante, pero cuando comentamos de esto con la encargada de la vigilancia, alguien que a lo sumo gana un sueldo mínimo, me expresó que el hecho de que esté bajo llave, es porque la “gentuza” se roba la leche para su bebé…
Inmediatamente recordé las palabras de Malcolm X sobre los tipos de esclavos en el mundo. Decía que hace muchos años existían esclavos de casa, que vestían como el amo, comían como el amo, vivían en la casa del amo y cuando éste enfermaba, ellos pedían que el amo se curara. Por otro lado existían los esclavos del campo, los cuales eran los que trabajaban duramente en las faenas agrícolas. Estos no vestían como el amo, no comían como el amo y cuando el amo enfermaba, pedían encarecidamente que éste muriera. “Yo”, decía Malcolm X, “orgullosamente soy un esclavo de campo”.
Fue triste ver cómo una persona que es del pueblo, que escasamente gana un sueldo mínimo, se expresara de esta forma y despreciara a las madres que desesperadamente pueden llegar a robar la leche que necesita su hijo. En ningún momento estoy pidiendo que falte a su obligación en el trabajo y que permita el robo. Lo que me indignó fue la falta de solidaridad con la profunda necesidad de nuestro pueblo.
No hay nada más triste ver que todavía existen esclavos de casa, gente que pertenece al pueblo y que se solidarizan y defienden los intereses de ricos o de multinacionales como propios, no como una obligación profesional, si no como una obligación moral, una férrea defensa a las pertenencias del amo.
En estos momentos del cambio, es imprescindible que promovamos un cambio de pensamiento y que por fin, entendamos que todos somos pueblo y que todos somos, en alguna u otra medida, esclavos. Por lo menos, seamos esclavos de campo.
*por Mauricio Pohl para ContraPunto (http://tinyurl.com/ylcq7tl)