Para que en nuestra patria se pueda vivir en un verdadero Estado de Derecho es indispensable que las Instituciones cumplan con su obligación de proteger al pueblo, ejerciendo sus funciones sin la injerencia de factores externos, como la influencia de pequeños pero poderosos grupos representados por las cúpulas de los partidos políticos, o de cualquier otra naturaleza.
*por Rómulo Rivas Blanco
Desafortunadamente nuestra realidad muestra lo contrario en forma reiterada, razón por la cual la ciudadanía manifiesta su desconfianza en las Instituciones. Lo demuestra las encuestas como la que el IUDOP de la UCA realizó a nivel nacional por encargo de MIRE, arrojando los siguientes aterradores resultados:
Entre poca y ninguna
¿Qué confianza le merece la Asamblea Legislativa? 78.9
¿Qué confianza le merecen los partidos políticos? 71.6
¿Qué confianza le merece la Corte Suprema de Justicia 67.7
¿Qué confianza le merece el Tribunal Supremo Electoral? 65.2
¿Conoce quienes son los Diputados? N0 90.9 SI 9.1
Esto genera en la población un clima de profundo descontento, inseguridad y desesperanza, efecto más devastador que los terremotos é inundaciones, ya que cuando la conciencia colectiva se siente desamparada provoca conductas negativas que no contribuyen a la convivencia en paz y armonía.
¿Cuál es la razón de que las Instituciones generen tanta desconfianza? Profundos análisis lo revelan. Se debe a que la Institución que les da vida (Asamblea Legislativa) es la mayor generadora se desconfianza. Esto debido a que por el nefasto sistema de elección de los Diputados, que entrega a los pequeños pero poderosos grupos representados en las Cúpulas de los partidos el derecho de elegirlos (El pueblo vota pero no elige), da como resultado la férrea hegemonía ejercida sobre ellos, obligándolos a violar la Constitución al obedecer sus órdenes , cuando el Artículo 125 les manda a representar al pueblo entero y no estar sujetos a mandato imperativo alguno. Esto explica que se emitan leyes para favorecer los intereses de aquellos privilegiados en detrimento de los del pueblo.
Como son los Diputados los que eligen a los miembros de las Instituciones, se reproduce en ellas el sometimiento de estos a las Cúpulas partidarias.
Para que los Diputados representen los intereses del pueblo es indispensable que sean electos por el pueblo de entre los candidatos propuestos por los Partidos. Para ello es necesario reformar el Código Electoral, como el MIRE ha propuesto desde hace 10 años a la Asamblea Legislativa, sin resultado alguno. Los poderosos se resisten a una reforma que les despoje del injusto poder que detentan, al tener bajo sus órdenes a quienes emiten las leyes a las que nos tenemos que sujetar todos.
La esperanza de lograr nuestros objetivos descansa ahora en que la Honorable Sala de lo Constitucional admita y resuelva favorablemente el Recurso de Inconstitucionalidad presentado por el Licenciado Félix Ulloa, en el que plantea de manera inobjetable que es inconstitucional obligar al pueblo a votar sobre la bandera del partido que eligió a los Diputados, sin darle la oportunidad de ejercer su derecho de seleccionarlos según sus preferencias. El MIRE y otras organizaciones de la sociedad civil de pensamiento democrático, apoyamos la iniciativa del Licenciado Ulloa.
Confiamos en una pronta y favorable resolución de los Honorables Magistrados de la Sala de lo Constitucional para que en las elecciones de 2012 podamos ejercer plenamente el derecho de elegir a los hombres y mujeres a quienes deseamos depositar nuestra confianza. Diputados que anteponiendo los intereses del pueblo a los de otros , emitirán leyes justas y seleccionaran a los mejores elementos para conformar las Instituciones que protejan al pueblo, ejerciendo sus funciones libres de influencias ajenas. Entonces comenzaremos a construir las bases de un Estado de Derecho
El autor es presidente de MIRE